miércoles, 28 de julio de 2010

Expo Regresiones









































El Arte de Tomás Bejarano

Siempre me ha llamado la atención la calidad artística, la formación y las excelentes disposiciones técnicas de los integrantes del Colectivo "LaVanguardia". De la misma manera, he sentido, en todo momento, que una especie de líder espiritual que conduce el accionar del grupo, con sencillez, pero también con gran energía, con suma dedicación y sin interferencias creativas de ninguna clase, con un alto sentido de fraternidad y unión, es Tomás Bejarano.
En cuanto a su creatividad y a la labor de artista que él realiza, hay suficiente constancia en cuanto se ha podido ver en diversas muestras del Colectivo, así, por ejemplo, hablando sobre la reciente muestra que efectuaron en la Galería Proceso de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Azuay, escribí, entre otras cosas: " Tomás Bejarano usa de los referentes cotidianos y aun consumistas, para elaborar obras cargadas de valores simbólicos". El valor simbólico es un rasgo esencial en la producción estética de este artista y de sus compañeros de agrupación. Los objetos que utilizan están ahí, son parte de la vida cotidiana y la experiencia ordinaria del ser humano, desde sus alimentos hasta sus pequeños lujos kitsh, pero él y ellos los transforman en signos que se cargan de otros sentidos, de otros significados, los vuelven símbolos. Estos elementos son esenciales en la muestra actual de Tomás, pues las Regresiones son tales, en cuanto el creador vuelve a la infancia, sin nostalgias, pero con un sentido de búsqueda, de entendimiento de esos íconos que están en su arte y en su vida y que reposan en el hondón de sus años de la niñez.
Resulta, como siempre, fascinante, ese ir en pos de algo que se suponía pertenecer totalmente al pasado, y que, sin embargo, la sensibilidad afinada del artista, lo percibe como una constante vital. Los espectadores lo acompañamos en ese ir desbrozando sueños, hasta llegar a unos sentidos que, seguramente no copan el total de las fantasías y los sueños que pueblan el ser de Bejarano, pero que son parte integral suya y nuestra en la conformación de aquello que llamamos la madurez.

Éste es un paso más en el trabajo plástico de Tomás Bejarano, pero creo que es fundamental, porque, en alguna medida, conjura esos fantasmas que pueblan nuestro pasado y los convierte en elementos vibrantes de su una obra renovada y al mismo tiempo enraizada en sus propios valores e intimidades, cimientos sobre los que se edifica toda verdadera construcción artística.



Jorge Dávila Vázquez
Narrador, poeta, dramaturgo, catedrático universitario, crítico literario y de arte.

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